En el convento del pueblo estaba como interna una monjita que era demasiado grosera; siempre que estaban hablando con sus compañeras de cualquier cosa ella decía muchas groserías. Las demás ya estaban cansadas de ella y en una charla que tuvieron llegaron a la conclusión de que cuando la monja grosera dijera una de sus groserías la dejarían sola en el lugar en que estuvieran.
En una ocasión estaban hablando de la guerra y sus consecuencias, y una de ellas dijo:
"Si yo pudiera mandaría un camión lleno de alimentos para toda esa pobre gente que no tiene que comer."
Otra dijo:
"Si yo pudiera mandaría un camión lleno de medicinas para los pobres enfermos."
Y en eso dice la monja grosera:
"Si yo pudiera mandaría un camión lleno de putas para todos esos pelotudos."
Y de repente todas las monjas se paran de sus lugares y se dirigen a la puerta y la monja grosera les dice:
¡ESPEREN, PENDEJAS TODAVÍA NO LLEGA EL CAMIÓN!
El Camión.
lunes, 3 de diciembre de 2007
Publicado por
Pamela
a las
22:04
Etiquetas: El Camión.
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