Es la felicidad una alimaña
de relucientes ojos que se esconde,
nadie sabe su cueva y corre y corre,
se nos va de las manos y nos deja
dentro del pecho un rastro luminoso,
aquí y allí destella, brinca, vuelve
a desaparecer, torna a otra mata.
Alguien nos dice: Está
debajo de esas piedras, y cavamos,
entre los pliegues de un vestido azul
y vamos con muchachas por la oscuridad.
Del mar, de entre las olas, traen noticias...
Por encontrar la dicha
el hombre va a los bares,
mira a los astros con temblor y pone
el oído en la puerta por si pasa.
Mas es escurridiza
y parlanchina la felicidad,
ya los hombres les da
la hora del trabajo
buscando en tuberías,
revolviendo anaqueles;
en tabernas les da la madrugada,
les da la muerte y los encuentra en sótanos
cansados de indagar, de hurgar.
de escarbar entre nubes y ángeles,
de levantar cascotes y estudiar
Arqueología. Un poco escépticos
se tienden sobre el suelo y mueren.
Fuera, aún escucharán los mismos vientos,
los mismos pájaros que anuncian vida,
los árboles que crecen puntuales
en idénticos meses verdecidos.
y él sólo de pensarlo
se pudre más aprisa
o en un supremo esfuerzo
quiere brotar de nuevo,
porque allá afuera, otros como él,
hombres de sueños y de carne,
otros también, como él, esperanzados,
aseguran haber visto pasar
a la felicidad y por sus huellas.
relucientes... a pocos metros.
La felicidad-Lorenzo Pedrero.
martes, 30 de octubre de 2007
Publicado por
Pamela
a las
12:42
Etiquetas: La felicidad-Lorenzo Pedrero.
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