De chico te enseñaban:amaras al prójimo como a ti mismo.
Y de chico(o no tanto), cuando te enamorabas, deshojabas aquellas pobres margaritas, quitándoles cruelmente pétalo por pétalo.
Y preguntabas: ¿me ama mucho, poquito, nada?
Ahora podrías preguntarte sin necesidad de pétalo ninguno:
¿Me amo mucho, poquito, nada?
¿Y que pasa con el prójimo? ¿Me ama mucho, poquito, nada?
¿Y quien es el prójimo, al fin y al cabo?.
A esta última pregunta te la podría contestar mejor que yo Teresa de Calcuta.
El prójimo es el hermano humano que te necesita. Nada le darás si nada te amas, poco le darás si te amas un poquito, y le darás demasiado si te amas demasiado.
Pero ese demasiado será nada, si además de tu dinero no pones en él tus pensamientos, tus sentimientos, la obra de tus manos y de tu corazón.
Cosas de chicos, cosas de grandes.
domingo, 5 de agosto de 2007
Publicado por
Pamela
a las
13:09
Etiquetas: Cosas de chicos, cosas de grandes.
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